La sociedad ha creado el estereotipo de que las mujeres debemos ser madres porque esto es la culminación de nuestro papel en la vida. Esto, no sólo es injusto, y sexista, generándonos incomodidad y molestia, sino que además esta presión puede ser abrumadora y negativa para aquellas que no sentimos que ser madre sea nuestro camino o para las mujeres que no pueden tener hijos
En este artículo repaso contigo los motivos que creo mantienen esta presión, cómo nos influye, y, sobre todo, te doy algunas ideas para que esta presión sea más llevadera o incluso, deje de importarte.
Por qué sigue existiendo esa presión
Si te fijas, la sociedad nos dice, en cierta manera, que ser madre es un signo de éxito y de que una mujer ha alcanzado la madurez, como si las que no lo somos fuésemos adolescentes eternas que no desean nada más que divertirse y no preocuparse por nadie (algo que, de ser así, no creo que sea de la incumbencia de nadie, ni tenga algo de malo) Las madres son a menudo retratadas como súper héroinas que sacrifican todo por sus hijos algo que, tampoco les hace un gran favor a ellas.
Además, existe esa idea preconcebida de que las mujeres debemos ser madres para ser consideradas completas y realizadas, como si hasta que no trajésemos una persona a este mundo, nos faltase algo que, por otro lado, nunca le falta a un hombre.
Creo, y esta es mi opinión personal, que esta presión sigue existiendo por varios motivos:
- El primero, y que sustenta el resto, es que aún no existe una verdadera igualdad entre hombres y mujeres, y creo que no estamos aún cerca de una verdadera igualdad. Me encantaría decirte que sí pero, viendo cómo está la sociedad, viendo cómo adolescentes son acosadas o controladas por sus novios creo que esa supuesta igualdad que tanto se encargan de hacernos creer los políticos y políticas, aún está lejos.
- Existe una especie de miedo a que las mujeres dejemos de traer personas a este mundo para que paguen pensiones, etc como si una mayor población fuera a solucionar los problemas que, como sociedad y mundo, tenemos. No sé tú, pero yo he escucahdo varias veces eso de que «¿y quién nos va a pagar las pensiones» o «si todas pensáramos lo mismo el mundo se extinguiría» como si de nuestros vientres tuviera que salir la solución a los problemas de esta sociedad.
- Hasta ahora, y este para mi es muy importante porque es sobre el que realmente tenemos control, las mujeres hemos aceptado como normal toda clase de presión sea en modo de preguntas indiscretas que hemos contestado por no parecer bordes o maleducadas, sea en forma de opiniones sobre nuestras dudas o nuestra situación respecto a la maternidad que hemos escuchado sin rebatir, sea, y este es el que peor de todos me parece, siguiendo el camino marcado sin cuestionarnos si realmente deseamos ser madres o no.
Sea por el motivo que sea, esta presión es muy dolorosa para algunas mujeres y, desde luego, incómoda para todas.
¿Por qué seguimos aceptando esta presión?
Como te decía antes, uno de los motivos de que se nos siga presionando para ser madres es que aceptamos que se nos interrogue, se nos ofrezcan opiniones no solicitadas o se nos hagan comentarios acerca de lo que deberíamos o no hacer.
Más allá de los motivos individuales de cada una de nosotras para no enfrentarnos y poner límites ante estas intromisiones en nuestra vida, que habría que descubrir y empezar a cambiar, un motivo que encuentro importante es que esta presión puede venir de la familia, amigos y colegas, y puede parecernos que lo hacen sin mala intención (que no digo que no) o por nuestro bien, porque se preocupan por nosotras. Pero yo me pregunto, ¿es lícito que cuando te preocupa una persona, cuestiones sus decisiones, le des opiniones de lo que debe hacer o, peor aún, critiques lo que te dice?, ¿lo hacemos realmente con otros temas? Y, por otro lado, ¿qué es lo que realmente les preocupa? A veces, no son más que ideas preconcebidas de lo maravillosa que es la maternidad y lo horrible que es no tener hijos. Si estas personas se molestasen en cuestionarse esas ideas que tienen, verían que no son 100% verdad ninguna, que hay muchos matices y muchos ejemplos de justamente lo contrario. Y como suelo decir en mis talleres, en cuanto hay un ejemplo que contradice lo que creo, es que lo que creo no es una verdad universal, ¿no te parece?.
Preguntas como: «¿Cuándo vas a tener hijos?» , «¿Qué ocurre es que no te gustan los niños?» o recomendaciones tajantes cómo: «Deberías tener hijos mientras aún eres joven» o «Tener un hijo es una gran alegría» se suelen aceptar con más normalidad cuando vienen de nuestro entorno cercano que cuando viene de un entorno laboral, por ejemplo.
Está claro que es difícil poner límites a personas que queremos, porque puede aparecer esa vocecita que dice «sé que me quiere y no lo hace por dañarme» que lo justifica y también está el deseo de ser aceptadas y queridas. Este es un aspecto que necesitas ver si en tu caso tu entorno te presiona y no respondes, aunque no te sea agradable esa presión o incluso te moleste.
Poner límites, de manera adecuada, a todas esas preguntas y opiniones, cuando te incomodan, es un acto de respeto y cuidado hacia ti misma, no un acto de maldad hacia el otro ni de mala educación.
Además, puede ser una bonita manera de indicarle a la otra persona que lo que hace no está bien, ya que puede que nunca se lo haya planteado, y también de ser un ejemplo para las niñas y jovencias de tu entorno. ¿Te imaginas que todas hubiéramos tenido referentes de mujeres que sabían cómo responder a estos juicios?
¿De qué maneras nos afecta esa presión por la maternidad?
Como mujer sin hijos por elección puedo decirte que hubo un momento en mi vida en que la presión, sobre todo la que venía de personas ajenas a mi entorno más cercano, como conocidos o vecinas (sí, ellas también) me resultaba bastante irritante porque, aunque tanto mi marido como yo teníamos claro que no queríamos ser padres, me parecía que esas preguntas y esos comentarios eran de una intromisión total en mi vida y no entendía cómo había personas que se creían con el derecho a preguntarme cosas que no preguntaban a mi marido. Si te soy sincera, hubo veces en las que opté simplemente por ser tajante, aún a riesgo de parecer borde, ¿acaso estas personas no lo eran?. Lo hacía sobre todo cuando personas que no me conocían apenas se atrevían a preguntarme si es que no pensabe tener hijos y no paraban cuando yo decía que no, sino que continuaban con más preguntas e incluso consejos.
Aunque a veces una respuesta tajante puede ser lo mejor, no siempre lo es, sobre todo si la persona que nos pregunta es alguien importante para nosotras o es un jefe o jefa. Por eso siempre insisto en que lo mejor es aprender a gestionar las críticas y a responder de manera asertiva. Es un tema del que ya he hablado en mi newsletter varias veces así que, como no quiero hacer este artículo eterno, no me voy a centrar en cómo es comunicarse de manera asertiva.
Pero esta presión, de distintos calibres, pero presión al fin y al cabo, no tiene las mismas consecuencias para todas, porque no todas tenemos los mismos sentimientos sobre la maternidad, no todas queremos lo mismo. No es lo mismo:
- Tener claro que no quieres ser madre, en cuyo caso quizás la presión te provoque cierto enfado o molestia.⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
- No estar segura al 100% de si quieres serlo o no, en cuyo caso puede que te genere aún más duda y te dificulte tomar la decisión⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
- Haber querido ser madre y no haber podido, en cuyo caso puede provocarte dolor.⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
¿Qué podemos hacer?
Según tus circunstancias:
- Si esta presión te hace dudar de si quieres o no ser madre, necesitas aclarar este punto, ya que no hacerlo puede llevarte a tomar una decisión de la que después te arrepientas. En este artículo Cómo saber si quiero ser madre o no te ofrezco una guía para que puedas hacerlo por tu cuenta, y si no puedes, tengo un Programa individual de 6 sesiones para ayudarte.
- Si toda esa presión te duele porque lo estás intentando sin éxito o, ya sabes que no puedes ser madre, puede que necesites trabajar el duelo, si es que no lo estás haciendo o necesites revisar qué despierta en ti toda esa presión, para trabajarlo.
- Si toda esa presión simplemente te molesta pero es llevadera, quizás es mejor que no hagas nada, pero si te molesta hasta tal punto de enfadarte o amargarte un día, quizás deberías revisar qué es lo que te molesta y qué puedes hacer. A veces es una cuestión de aprender a poner límites y responder con asertividad.
Y, sea cual sea el motivo por el que no eres madre, considero que hay algunos aspectos que puedes trabajar para que la presión no te moleste tanto. Se nos presiona sobre todo con preguntas incómodas y con opiniones o incluso juicios, por lo tanto es imprescindible que aprendas a gestionar estos aspectos. Por supuesto, dependiendo de cómo te afecten, habrá distintos aspectos que trabajar: autoestima, valoración, inseguridad, confianza… Esto es algo que hay que individualizar. Pero te voy a dar algunas recomendaciones generales:
- Aprender a poner límites, tanto a nuestro entorno como a cualquier persona que se crea con el derecho de preguntarnos sobre nuestra situación o sobre lo que pensamos hacer o no, o a darnos un consejo no solicitado.
- Aprender a responder con asertividad, lo que quiere decir que ante una pregunta que te incomoda o no te gusta puedes responder sin atacar pero dejando claro que eso que te ha dicho la persona no es adecuado.
- Aprender a relativizar. Puede que no te guste esta idea, pero déjame explicarte. Hay veces que las opiniones y las preguntas vienen de personas de otras culturas o de otras generaciones. Hay culturas en las que el papel de la mujer está aún más unido la de ser madre que en la nuestra y también es importante recordar que nuestras personas mayores crecieron en una sociedad completamente diferente a la actual y están influenciadas por reglas, normas, creencias que hoy en día pueden parecer injustificables e incluso increibles pero que tienen muy integradas. Así que te invito a que la próxima vez que una persona mayor o de otra cultura te cuestione, trates de recordar de dónde vienen. Quizás eso te ayude a entender por qué lo hacen y eso haga que te irrite menos. Pero cuidado, no estoy diciendo que tengas que aguantar todo. Está bien aceptar que no todos venimos del mismo lugar ni tenemos las mismas experiencias, pero eso no implica que debamos aceptar todo sin rechistar, todo lo contrario, es importante aprender na responder, incluso a veces dejar muy claro que esa pregunta no es apropiada. Además creo que la única manera de que las personas acepten otras formas de vida es hablando de ello, así que responder de una manera asertiva a sus comentarios y opiniones puede ayudarles a cambiar de creencias, abrir su mente a otras posibilidades y aceptar que otras formas de ser mujer son igualmente válidas.
Ahora es tu turno. Dime, ¿tienes dificultad para enfrentarte a todas las opiniones, comentarios y preguntas sobre tu no maternidad o sobre si quieres serlo o no?, ¿cómo te enfrentas a ellas? Estaré encantada de leer tus comentarios y si me haces el favor de compartir este artículo con quién creas que puede beneficiarse de él, te estaré muy agradecida.