Cambios vitales Envejecimiento Insatisfacción Mediana edad

Cómo salir de la insatisfacción vital: primer paso imprescindible.

mujer insatisfecha con su vida
Ni que decir tiene que, a medida que avanzamos en la vida, todas las mujeres que ahora estamos entre los 40 y tantos y los 50 y tantos, en la llamada mediana edad, pasamos por etapas de transiciones importantes que pueden resultar inquietantes e incluso agobiantes, pero que pueden suponer, si sabemos cómo, una oportunidad única para reevaluar nuestras prioridades, redescubrir nuestras pasiones y establecer nuevos objetivos.
Como digo, estos cambios pueden significar un reto y, si sabemos aprovecharlos pueden ser todo un máster en desarrollo personal y crecimiento.
Ya llevamos unos añitos en nuestras espaldas, años en los que hemos tenido que tomar decisiones de todo tipo: estudios, profesión, maternidad o no, pareja…y un largo etcétera y hemos ido acumulando resultados de decisiones que salieron bien y otras no tanto, incluso decisiones que por diversos motivos no tomamos para bien o para mal. En ocasiones el peso de todo este bagaje puede hacerse insoportable y empezamos a poner en tela de juicio toda nuestra vida.

Cuando nos sentimos insatisfechas normalmente no somos capaces de discernir en qué aspecto lo estamos porque esa insatisfacción ha empañado todos los aspectos de nuestra vida.

Ya no vemos en qué temas nos hemos podido equivocar, ya sentimos que nuestra vida es una equivocación. ¿Te ha pasado que cuando empiezas a preguntarte sobre algo, por ejemplo, por qué no estudiaste aquello que tanto te gustaba en lugar de lo que te dijeron que tendría más salida, ya empiezas a evaluar otros ámbitos como el de pareja, amigos, ocio… y llegas a un punto en el que te dices que tu vida es un fracaso absoluto, que tú eres un fracaso absoluto? Es como cuando echas un poco de tinta negra en un papel y de repente todo el papel termina manchado.
Son momentos duros, momentos en los que juzgamos nuestra vida muy duramente y esto nos hace sentir un gran abanico de emociones nada agradable como frustración, tristeza, culpa y desilusión, pero además, al ver que ya hemos pasado la línea de la mitad de nuestra vida, y tragarnos, sin cuestionar, todos los mensajes que nos dicen que ya a nuestra edad poco más podemos hacer, que ya pasaron los mejores años y un sinfín de mensajes estereotipados, entra en escena una de las emociones más duras para mí: la desesperanza, esa sensación de indefensión absoluta que nos paraliza y nos hace vivir a medias, sin ganas, sintiéndonos incapaces, impotentes y con poco valor. ¿Te suena? A mí sí, y te aseguro que recuerdo esta sensación como una losa que me hacía muy difícil seguir adelante, y, por supuesto, me impedía disfrutar lo más mínimo.
Pues bien, en estos momentos, en lugar de tirar hacia adelante, apretar los dientes y seguir, porque eso es lo que “hay que hacer” porque eso es lo que nos han enseñado que hace una mujer valiente, lo que necesitamos es hacer una pausa para preguntarnos si estamos donde realmente queremos estar. Lo necesitamos como el aire que respiramos para poder volver a sentirnos vivas, a sentir que nuestra vida tiene sentido y es valiosa.
Sí, sé que ahora mismo si estás pasando por ese momento, es difícil creer que eso te va a ayudar, de hecho, estoy segura de que no tienes ni ganas, porque la simple idea de pararte para reflexionar te da una pereza increíble ya que temes que darle vueltas a todo eso que salió “tan mal” solo te va a traer más sufrimiento. Pero la clave está en diferenciar muy bien reflexionar de dar vueltas a las cosas, punto uno, y punto dos no creernos que esa revisión del pasado es una pérdida de tiempo porque claro, ya no podemos hacer nada. Quizás el primer paso para poder hacerlo es que te creas, de verdad que es natural reflexionar sobre nuestras decisiones pasadas y considerar si hay algo más que deseamos lograr aún, que solo si reflexionamos haciéndonos preguntas profundas es cómo podremos sacar aprendizajes y clarificar nuestras metas futuras, que solo de esta manera podremos alinear nuestras acciones con nuestros verdaderos deseos y aspiraciones para, de esta manera, dejar de sentirnos insatisfechas, enfadadas con nosotras mismas y la vida y hacer los cambios que necesitemos para vivir con menos esfuerzo.
Este proceso puede ser profundamente revelador y, no te voy a mentir, a menudo, desafiante. Darte cuenta de que es posible que hayas estado viviendo de acuerdo con expectativas ajenas o que ciertos aspectos de nuestra vida ya no nos satisfacen, no es agradable, pero sinceramente, es más desagradable vivir sin ilusión, derrotada y sin esperanza, ¿no te parece?.
Dicho esto, voy a compartir contigo algunos puntos importantes para que puedas iniciar este proceso tan importante de reflexión o reevaluación, si prefieres ese nombre.
  • Crea un espacio para la reflexión
  • Hazte preguntas diferentes y profundas.
  • Si no puedes sola, busca ayuda.
  • Establece metas nuevas.
  • Celebra tu progreso.
Si tienes cualquier duda o pregunta, déjame un comentario y te respondo encantada.

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